CÓMO CUIDAR TU SALUD FÍSICA
En general, todo lo que fortalezca tu sistema inmunitario no solo te ayudará a a tener calidad de vida a pesar de la infección por el VIH, sino también a seguir el tratamiento de forma correcta. Hay muchas maneras de mantenerse en forma, y se basan sobre todo en tres pilares fundamentales: sueño de calidad, hacer ejercicio con regularidad (por ejemplo, caminar o hacer deportes) y seguir una alimentación equilibrada y saludable.
Movimiento
No hay duda de que hacer suficiente ejercicio ayuda a mejorar la salud y el bienestar general. No es necesario que sean sesiones agotadoras en el gimnasio o deportes de equipo tradicionales. Simplemente un paseo largo al aire libre es una forma de actividad física que beneficia tanto a tu cuerpo como a tu mente. En otras palabras, más que poner a prueba tus límites físicos, lo importante es moverte de forma regular y varias veces a la semana. Lo ideal son unos 150 minutos por semana, que, por supuesto, puedes dividir en varias sesiones más pequeñas.
Es beneficioso que, al realizar actividad física, alcances de vez en cuando un nivel de esfuerzo moderado. Un buen indicador de esto, especialmente durante las actividades deportivas, es tu respiración. Puedes notar que respiras más rápido, aunque no es necesario que te quedes sin aliento. Tampoco es necesario que te exijas en exceso. Comienza despacio y acostúmbrate gradualmente a los objetivos de actividad física que te hayas propuesto.

Para no quedarte solo en buenas intenciones, elige un deporte que realmente disfrutes. Desde boxeo hasta taichí, todo está permitido, siempre y cuando se adapte a ti. Por lo tanto, ten en cuenta tu condición física y tu estado general de salud al hacer tu elección. Recuerda que la actividad puede representar un desafío, pero no debe sobrepasar tus límites.
Si no estás seguro/a de si un deporte concreto es adecuado para ti, habla con tu médico/a especialista en el VIH. Él o ella podrá orientarte sobre el tipo de actividad física que puede ayudarte a mejorar tu salud y reforzar el sistema inmunitario. Además, algunos centros de asesoramiento también ofrecen programas de salud, como grupos de deporte para personas con VIH.
- Es importante recordar que, como en todo, el exceso también puede ser perjudicial. Descansa lo suficiente después de entrenar para que tu cuerpo pueda recuperarse adecuadamente entre sesiones. Además, estas fases de regeneración son esenciales para tu salud. Al igual que en muchos aspectos de la vida, aquí también se trata de encontrar el equilibrio.
Alimentación
Llevar una alimentación saludable no es tan complicado como parece. Simplemente debe proporcionar a tu cuerpo suficiente energía y todos los nutrientes necesarios. Sin entrar en demasiados detalles, existen tres 'macronutrientes' (carbohidratos, grasas y proteínas) y numerosos 'micronutrientes' (como vitaminas y minerales, entre ellos el calcio y el hierro). Todos estos elementos deben estar presentes en cantidades adecuadas en tu dieta diaria.
Afortunadamente, no existe una única forma correcta de lograr este objetivo, ya que las preferencias alimentarias pueden variar enormemente. No obstante, es útil tener en cuenta algunos principios básicos.
- Procura proporcionar a tu cuerpo nutrientes de alta calidad. Por ejemplo, es aconsejable optar con más frecuencia por productos integrales en lugar de pan o pasta elaborados con harina blanca refinada, ya que los productos integrales, además de aportar carbohidratos que proporcionan energía, contienen otros nutrientes importantes como minerales. Para obtener proteínas de calidad, puedes consumir diferentes legumbres, como lentejas, alubias o garbanzos. Estas son opciones mucho más saludables que la carne y pueden prepararse de manera muy sabrosa.
La rueda de alimentación de la Sociedad Alemana de Nutrición (DGE) es un ejemplo de una alimentación equilibrada. Proporciona, de un solo vistazo, una guía sobre cómo debe ser una alimentación saludable y ecológicamente sostenible. Esta rueda actúa como un indicador que ofrece ejemplos para la selección óptima de los alimentos que consumimos. El tamaño de cada grupo alimenticio indica la proporción que debe tener en nuestra dieta. Cuanto más grande es un grupo, mayor es la cantidad que se puede consumir de él. Se recomienda aprovechar la diversidad de alimentos dentro de cada grupo para mantener una alimentación variada. Una dieta saludable y respetuosa con el medio ambiente debe estar compuesta en más de tres cuartas partes de alimentos de origen vegetal y en menos de una cuarta parte de alimentos de origen animal.

Imagen: Rueda de alimentación de la Sociedad Alemana de Nutrición con los siete grupos de alimentos (DGE- Ernährungskreis®, Copyright: Deutsche Gesellschaft für Ernährung e. V., Bonn, versión de 2024)
En términos generales, siempre es recomendable optar por alimentos frescos y lo menos procesados posible, pues los productos precocinados suelen ser ultraprocesados y pueden contener numerosos ingredientes de baja calidad, así como diversos aditivos innecesarios, como conservantes o potenciadores de sabor y, a menudo, grandes cantidades de grasa, sal y azúcar. Una alimentación variada, rica en verduras frescas, frutas, frutos secos y semillas, garantiza que tu cuerpo reciba una cantidad suficiente de vitaminas, minerales y fibra.
Por supuesto, es ideal si te gusta cocinar, porque así sabrás exactamente qué ingredientes contienen tus platos y cuál es la calidad de los alimentos que utilizas. Lo más importante es que te sientas bien con tu alimentación y disfrutes de la comida. Además, permitirse pequeños «caprichos», como darte el gusto de picar un dulce de vez en cuando, el algo completamente aceptable.
En lo que respecta al VIH, seguir una alimentación antinflamatoria puede resultar especialmente beneficioso. Este enfoque se centra en reducir el consumo de alimentos que favorecen la inflamación, como el azúcar refinado y los productos animales ricos en grasas, e incorporar de forma consciente alimentos con propiedades antinflamatorias. Este tipo de alimentación da prioridad al consumo de una gran cantidad de verduras, frutas, bayas, frutos secos, hierbas y especias. Además, un buen consejo es sustituir el aceite de girasol por aceite de colza o de oliva virgen extra.
Seguir una alimentación saludable puede fortalecer tu sistema inmunitario, lo cual es especialmente útil durante la época invernal, cuando el cuerpo necesita más apoyo.
En caso de enfoques específicos, como la dieta paleolítica, la alimentación vegana o las dietas deportivas con un alto contenido en proteínas y minerales, es recomendable acudir a un/a nutricionista, pues este/a profesional puede ayudarte a cubrir tus necesidades nutricionales de la mejor manera posible según el tipo de alimentación que elijas.
También es aconsejable que mantengas informado/a a tu médico/a especialista sobre tus hábitos alimenticios, pues así podrá evaluar mejor las posibles repercusiones en tu tratamiento antirretroviral. Algunos fármacos antirretrovirales pueden verse afectados por determinados alimentos o complementos alimenticios, como el zumo de pomelo o el hipérico (también llamada hierba de San Juan), o por minerales en dosis elevadas, como el hierro, el calcio y el magnesio. Tu médico/a o farmacéutico/a podrá indicarte si debes tener en cuenta estas interacciones en tu tratamiento.
- El hipérico o hierba de San Juan se encuentra a menudo en los tés relajantes que se compran en el supermercado o en la parafarmacia.
Si tienes preguntas más específicas sobre alimentación, puedes buscar asesoramiento nutricional personalizado o incluso hacer un curso de cocina. Las organizaciones locales de apoyo a las personas con VIH/sida suelen ofrecer ambas opciones.
Sueño
A menudo se subestima la importancia del sueño para la salud física y mental. El sueño es esencial para la vida y desempeña un papel crucial en la regeneración celular, un proceso automático en el que el cuerpo reemplaza las células viejas por nuevas. Durante el sueño se generan nuevas células nerviosas, el cerebro permanece altamente activo y procesa tanto las experiencias del día como el estrés emocional. Además, muchos procesos del sistema inmunitario tienen lugar mientras dormimos. Por ello, es especialmente importante que las personas con VIH se aseguren de dormir lo suficiente y, sobre todo, de tener un sueño reparador.
Las necesidades de sueño varían mucho de una persona a otra. Algunas necesitan dormir nueve o diez horas al día, mientras que a otras les basta con cinco o seis horas. En todo caso, la media se encuentra en torno a siete u ocho horas diarias. Lo importante es escucharse a uno/a mismo/a para saber cuánto tiempo debe durar el descanso nocturno para despertarse realmente renovado/a y listo/a para comenzar el día.
Por otro lado, es fundamental mantener cierta regularidad en el ritmo del sueño. Por supuesto, no pasa nada si alguna vez te acuestas tarde y duermes menos de lo que necesitas. Sin embargo, en general, se recomienda tener un horario fijo con suficientes horas de descanso. La ventaja de mantener un buen hábito de sueño es que, además de los efectos positivos a largo plazo, como el fortalecimiento del sistema inmunitario o el mantenimiento de un peso saludable, también se notan resultados inmediatos: mayor capacidad de concentración, más energía y mejor estado de ánimo.
¿QUÉ ASPECTOS DEBEN TENERSE EN CUENTA?
Lugar de trabajo
Por ejemplo, si deseas comenzar una formación en el ámbito sanitario o te preocupa si puedes ejercer una determinada actividad si tienes VIH, por lo general puedes estar tranquilo/a, pues no existen normativas laborales que prohíban a las personas con VIH acceder a ciertos empleos. Aun teniendo VIH, puedes desempeñar cualquier actividad que desees.
Escucha a una conversacion sobre los aspectos importantes que deben tener en cuenta las personas con VIH en el ámbito laboral.
Por supuesto, sigue quedando abierta la pregunta de hasta qué punto puede ser conveniente en cada caso concreto informar a tu empresa de tienes VIH. Encontrarás información más detallada sobre este tema en el apartado «¿Estás obligado/a a contarlo?».
Seguros
Algunas compañías de seguros no ofrecen ciertos tipos de seguros a personas con VIH (como seguros de vida a término, seguros de incapacidad laboral o seguros médicos privados) o solo los ofrecen en condiciones menos favorables. Lo ideal sería haber contratado estos seguros antes de recibir el diagnóstico. Sin embargo, si este no es tu caso, puede ser recomendable buscar la ayuda de un servicio profesional de asesoramiento financiero.
Muchos centros de asesoramiento pueden orientarte sobre a quién dirigirte en estos casos y cuáles son los aspectos más importantes que debes tener en cuenta al contratar un seguro. En esta página de la Deutsche Aidshilfe encontrarás una descripción general de los diferentes tipos de seguros y de los puntos principales a los que deben prestar especial atención las personas con VIH.
Si no tienes seguro médico o no tienes clara tu situación actual en Alemania en términos de seguros, puedes recibir ayuda en los llamados centros de intermediación. Encontrarás más información al respecto aquí en el sitio web de la Deutsche Aidshilfe:
Discriminación
Hoy en día, se sigue estigmatizando y discriminando a las personas con VIH en muchas ocasiones. Esto contraviene la legislación vigente, ya que en Alemania existe desde 2006 la Ley General de Igualdad de Trato (conocida comúnmente como Ley Antidiscriminación), que ofrece una protección general contra la discriminación. Encontrarás más información al respecto en la página web de la Deutsche Aidshilfe.
Lamentablemente, los avances conseguidos con los tratamientos antirretrovirales modernos y el hecho de que el virus no se transmita cuando el tratamiento es eficaz,1, 2 no se conocen aún en numerosos ámbitos del sector sanitario. Esto significa que, incluso en este entorno, las personas con VIH siguen siendo objeto de discriminación.
Hay médicos/as que no quieren tratar a pacientes con VIH o que solo les ofrecen citas al final de su horario de consulta, por temor a que el/la siguiente paciente pueda contagiarse con el VIH si no se realiza antes una limpieza exhaustiva. Este temor es infundado, puesto que, como se explica en el apartado «Transmisión del VIH», en situaciones tan cotidianas como una consulta con el/la médico/a no existe riesgo alguno de transmisión del VIH.
Encontrarás explicaciones más detalladas sobre qué son el estigma y la discriminación, así como sobre los ámbitos en los que estas pueden producirse, en el apartado «Abordar la estigmatización y la discriminación».
Si te ves expuesto/a a estigma o experimentas comportamientos discriminatorios, ya sea en la consulta médica, en el hospital, en el trabajo o en instituciones públicas, no tienes por qué quedarte de brazos cruzados. En el apartado «Acabar con los prejuicios» encontrarás algunas ideas sobre cómo combatir la discriminación hacia las personas con VIH. También puedes denunciar casos concretos de discriminación. Encontrarás más información al respecto en el apartado «Denunciar casos de discriminación».
Si deseas obtener más información o denunciar un caso de discriminación, puedes ponerte en contacto con la Deutsche Aidshilfe, que cuenta con un servicio específico dedicado a la discriminación relacionada con el VIH.
Otras cuestiones legales
Existen otros ámbitos en los que puede ser importante que las personas con VIH conozcan su situación legal. A continuación, se incluyen algunos ejemplos:
- Derechos sociales
¿Qué gastos relacionados con mi infección por el VIH cubrirá mi seguro médico? ¿A qué protección económica tengo derecho si pierdo mi empleo? ¿Tengo derecho a solicitar la tarjeta de discapacidad?
- Derecho de residencia
¿Qué permisos oficiales necesito como migrante para poder permanecer en Alemania?
- Derecho penal
¿En qué condiciones puede considerarse delito la transmisión del VIH?
Si deseas obtener asesoramiento detallado sobre todas las cuestiones jurídicas relacionadas con la infección por el VIH, acude a un centro de asesoramiento sobre el VIH. También puedes consultar antes una descripción general de estos temas en el sitio web de la Deutsche Aidshilfe.
ASPECTOS QUE DEBES TENER EN CUENTA CUANDO VIAJES
Viajar amplía nuestra perspectiva sobre otros países y culturas, enriqueciendo nuestra vida. En general, aunque tengas VIH, puedes viajar a cualquier lugar que desees. Sin embargo, para que tus estancias sean como esperas, ya sea por motivos laborales o de ocio, es importante tener en cuenta algunos aspectos.
Viajar a otros países europeos no suele presentar inconvenientes. No obstante, en viajes a destinos lejanos, la situación puede ser muy diferente. Algunos países prohíben la entrada a personas con VIH o solo les permiten permanecer durante un tiempo limitado. Además, en algunos lugares, la homosexualidad no está socialmente aceptada o incluso puede que las relaciones homosexuales están penadas por la ley. A esto hay que añadir que en algunos países se prohíbe de manera general que las personas con VIH tengan relaciones sexuales sin protección, incluso si su carga viral se encuentra por debajo del límite de detección gracias al hecho de seguir un tratamiento eficaz.
Puedes encontrar una descripción general de las restricciones de viaje relacionadas con el VIH en todo el mundo en este sitio web en inglés:
Independientemente de estas posibles restricciones, también existen varias cuestiones médicas y organizativas que debes aclarar a la hora de planificar tu viaje:

¿Necesitas alguna vacuna específica para el destino al que vas a viajar?
Si tu recuento de linfocitos cooperadores CD4 es bajo, no podrás recibir determinadas vacunas con virus atenuados, como las de la fiebre amarilla, el sarampión o la rubéola, que se conocen como vacunas elaboradas con microorganismos vivos. Consulta con tu médico/a para saber cómo puedes obtener una protección inmunitaria adecuada.

¿Puedes llevar tus medicamentos antirretrovirales sin problemas a tu destino de viaje?
Si es necesario, pide a tu médico/a un certificado que acredite que necesitas los medicamentos debido a una enfermedad crónica. No es necesario mencionar el VIH de forma explícita.

¿Es aconsejable contratar un seguro médico internacional o un seguro de viaje adicional?
En el resto de los países europeos, tu seguro médico alemán suele cubrir los gastos de un posible tratamiento en el país en cuestión. No obstante, si vas a viajar a un destino fuera de la Unión Europea, consulta a tu médico/a con suficiente antelación para informarte al respecto.
Aclara todos estos temas con tu médico/a con suficiente antelación, preferiblemente cuando empieces a planificar el viaje. Además, es aconsejable que lleves contigo tu cartilla de vacunación.
¿Y qué ocurre cuando llegue el momento de partir? Antes de salir, dedica un poco de tiempo a comprobar algunos aspectos importantes:

¿Has metido en la maleta medicamentos suficientes para todo el viaje?
Es posible que los medicamentos no estén fácilmente disponibles en tu destino y que tengas problemas para conseguir más si los necesitaras. Así pues, por precaución, lleva contigo una cantidad adicional para contar con un margen de seguridad si tu estancia se prolonga de forma inesperada.

¿Cuándo tienes que tomar tus medicamentos durante el viaje o después de tu llegada?
Si hay una diferencia horaria con tu país de destino, dependiendo de lo lejos que este se encuentre, puede ser un poco complicado determinar cuándo tienes que tomar los medicamentos mientras viajas o después de llegar. En este caso es importante que te asegures de que los niveles de principio activo de tu organismo se mantengan los más estables posible. Si tienes dudas al respecto, pide a tu médico/a que te ayude a calcular los horarios de las tomas.

¿Has metido una cantidad suficiente de medicamentos en el equipaje de mano?
Si tu maleta se pierde durante tu viaje, es importante que los medicamentos que llevas en el equipaje de mano te duren hasta que recuperes la maleta o consigas más medicamentos. Para evitar preguntas e inconvenientes, también es aconsejable tener un certificado de tu médico/a que confirme que necesitas los medicamentos que llevas en el equipaje de mano debido a una enfermedad crónica. No es necesario mencionar el VIH de forma explícita.

¿Llevas un botiquín de viaje bien equipado?
Lo mejor es que preguntes a tu médico/a o farmacéutico/a qué otros medicamentos debes llevar además de los específicos para el VIH.

¿Existe un servicio médico de atención especializado en el VIH en tu lugar de destino?
Debes saber de antemano con quién puedes ponerte en contacto si, durante tu viaje, surge algún problema relacionado con tu tratamiento antirretroviral. Los/las médicos/as especialistas en el VIH suelen tener buenos contactos a nivel internacional. Por lo tanto, tu médico/a puede darte información valiosa al respecto.
Sinceridad con la pareja
Las personas con VIH afrontan su infección de distintas maneras en función de su personalidad. A algunas les ayuda hablar de ello con otras personas, mientras que otras prefieren mantenerlo en privado. No obstante, hay un ámbito en el que la sinceridad y la transparencia son especialmente importantes: la relación de pareja. En este contexto, resulta útil que, en función del tipo de relación que tengáis, defináis juntos/as lo que podéis hacer para evitar la transmisión del VIH y de otras enfermedades de transmisión sexual.
Esto es especialmente importante cuando solo uno/a de los integrantes de la pareja tiene VIH. Hablar abiertamente sobre la infección por el VIH y otras enfermedades de transmisión sexual os ayudará a manteneros sanos/as y a comprender mejor la situación y las necesidades de la otra persona. Además, hablar de forma sincera de tu infección por el VIH dentro de la relación tiene otra ventaja: tu pareja podrá brindarte el apoyo que necesitas.

Si tu pareja no tiene VIH, una conversación conjunta con tu médico/a puede ayudaros a averiguar qué podéis hacer para evitar el contagio entre ambos/as.
Algo que debéis tener claro es que el VIH no se transmite en situaciones cotidianas, como la convivencia o compartir vasos y cubiertos. Puedes leer más sobre este tema en el apartado «Transmisión del VIH».
Además, resulta muy tranquilizador saber que, si tu carga viral se mantiene de forma continuada por debajo del límite de detección gracias a tu tratamiento antirretroviral, no podrás transmitir el virus a tu pareja, ni siquiera durante las relaciones sexuales sin preservativo.1, 2 Esto significa que tomar de forma adherente (tomas regulares) un tratamiento antirretroviral eficaz no solo es beneficioso para ti, ya mantiene tu salud y calidad de vida a largo plazo sino también para tu pareja.
En principio, tienes tres opciones para evitar transmitir el VIH durante las relaciones sexuales:

Utilizar un preservativo o el llamado preservativo femenino durante las relaciones sexuales de forma consistente y correcta. Si no tienes experiencia previa en el uso de preservativos o preservativos femeninos, pide a tu médico/a o al personal de los centros de asesoramiento que te expliquen cómo utilizarlos correctamente para lograr una protección segura contra la transmisión del VIH.

Puedes optar por el llamado tratamiento como prevención (abreviado, TasP, del inglés Treatment as Prevention). Implica que tu pareja estará protegida de manera eficaz simplemente porque sigues un tratamiento eficaz de forma adherente contra tu infección por el VIH. Si tomas los medicamentos antirretrovirales con regularidad, se puede reducir tu carga viral, es decir, la cantidad de virus presente sangre, hasta que quede por debajo del límite de detección. Cuando estás «por debajo del límite de detección», no puedes transmitir el VIH a tu pareja, ni siquiera durante las relaciones sexuales sin preservativo.1, 2

Mediante el uso de la llamada profilaxis preexposición, o PrEP por sus siglas en inglés. En este caso, la pareja sin VIH se protege tomando un tratamiento profiláctico como medida preventiva. En algunos casos, los seguros médicos de Alemania cubren los costes de la profilaxis preexposición. No obstante, si tu carga viral no se encuentra por debajo del límite de detección, lo ideal es pensar en el uso de la profilaxis preexposición como un complemento al uso de preservativos o de preservativos femeninos, pues estos son los únicos que también ofrecen protección frente a otras enfermedades de transmisión sexual.
- Recuerda que la probabilidad de transmisión del VIH también puede verse influida por otros factores, como las infecciones concomitantes (por ejemplo, la sífilis) o la existencia de heridas abiertas en la zona genital. Lo mejor es que tengas una consulta con tu médico/a para determinar cuál es el riesgo en cada caso individual.
Para obtener más detalles sobre cómo evitar la transmisión del VIH, consulta el apartado «Medidas preventivas».
Hablar de ello en una cita
Como ves, el hecho de que tengas VIH no significa que tengas que renunciar a tu vida sexual ni que vivas con miedo a transmitir el virus a otras personas. Existen muchas formas sencillas de evitarlo, y una de ellas es abordar el tema con sinceridad con las personas con las que tienes relaciones sexuales.
Si te resulta difícil hablar sobre su infección por el VIH o no sabes cómo iniciar dicha conversación, en el apartado «¿Cuál es la mejor forma de decirlo?» encontrarás algunas sugerencias útiles.
En este punto nos gustaría destacar un aspecto importante. Al igual que hablar de manera sincera de tu infección por el VIH es una decisión personal, también lo son las reacciones de las personas a las que se lo cuentes. Así, algunas reaccionarán con comprensión, empatía y apoyo, mientras que otras pueden mostrarse más reservadas o evitar hablar sobre el tema. Nunca se puede prever cómo reaccionará cada persona ante la noticia de que tienes VIH.
Esto también se aplica a una situación que, para muchas personas, representa un reto particular: las citas y la búsqueda de una nueva pareja. Hoy en día, muchas personas recurren a aplicaciones de citas o plataformas de encuentros en línea, lo que plantea la siguiente pregunta: ¿Debo comunicar mi estado serológico desde el principio del contacto o es mejor esperar un poco? No hay una respuesta universal a esta pregunta, pues ambas opciones tienen ventajas e inconvenientes.
- Si mencionas que tienes VIH al principio de un chat o incluso en tu perfil, puedes ahorrarte decepciones posteriores, ya que las personas que no están dispuestas a tener una pareja con VIH ni siquiera llegarán a una conversación más profunda contigo.
- Por otro lado, si decides revelar tu estado serológico más adelante, tendrás la oportunidad de conectar con más personas, además de aquellas que ya están abiertas al tema del VIH, también podrás contactar con algunas que aún no tienen una opinión formada al respecto, posiblemente debido a una falta de información sobre las vías de infección y las opciones de tratamiento que existen en la actualidad para la infección por el VIH.
Cómo decidas actuar dependerá en definitiva de tu actitud personal y, por supuesto, también del tipo de relación que estés buscando. ¿Prefieres algo estable o solo una aventura?
Es difícil prever cómo reaccionarán las posibles parejas a tu sinceridad. Por eso, es importante que no definas demasiado tus expectativas y que te prepares para la posibilidad de recibir reacciones negativas al mencionar tu estado serológico, es decir, si tienes VIH. Ser rechazado/a nunca es agradable, pero resulta más fácil de aceptar si te has preparado para esta posibilidad con antelación y si evitas que ocurra en un momento en el que ya hayas desarrollado sentimientos más profundos.
Si alguien decide cortar el contacto tras comunicarle tu estado serológico, a pesar de que antes pareciera que todo iba bien, trata de no obsesionarte preguntándote por qué. Si lo consideras oportuno, puedes ofrecer más información sobre lo que significa vivir con VIH hoy en día, así como explicarle que, si se sigue un tratamiento eficaz y la carga viral se mantiene por debajo del límite de detección, no hay riesgo de transmitir el virus.1,2 Si la otra parte no muestra interés en profundizar en el tema, lo mejor es no insistir. Sin duda, la persona adecuada te estará esperando en otro lugar.
Encontrar el método anticonceptivo adecuado
Si eres una mujer con VIH, puedes concebir y dar a luz a niños sanos si sigues un tratamiento antirretroviral eficaz. No existe ningún impedimento para que formes tu propia familia. No obstante, si aún no estás preparada para ello o no es algo que deseas, es importante reflexionar sobre los aspectos relacionados con la prevención del embarazo en el contexto de tu infección por el VIH.
Para empezar, si tú y tu pareja utilizáis preservativos o preservativos femeninos durante las relaciones sexuales como medida preventiva, también estáis correctamente protegidos contra un embarazo no deseado.
No obstante, gracias a los tratamientos antirretrovirales actuales, es posible reducir la carga viral hasta tal punto que las personas con VIH también pueden mantener relaciones sexuales sin preservativo ni preservativo femenino sin transmitir el VIH a su pareja. Además, esto también plantea una nueva perspectiva en relación con los métodos anticonceptivos.

Si eres un hombre con VIH* que mantiene relaciones sexuales con mujeres, se te aplica lo mismo que a un hombre sin VIH. Las opciones para participar activamente en la prevención de un embarazo no deseado incluyen el uso de preservativos y la vasectomía (intervención quirúrgica en la que se cortan los conductos deferentes). Tu pareja dispone de una variedad más amplia de métodos anticonceptivos (hormonales y no hormonales) y no está limitada por su infección por el VIH; en otras palabras, puede utilizar cualquiera de los métodos anticonceptivos concebidos para mujeres.

Si eres una mujer con VIH* y quieres evitar el embarazo, la situación es ligeramente distinta. Entre los métodos anticonceptivos hormonales (como la píldora, el implante hormonal, la inyección trimestral o el dispositivo intrauterino hormonal), hay algunos que no son totalmente compatibles con los fármacos antirretrovirales, lo que puede hacer que el tratamiento antirretroviral pierda parte de su eficacia o que el método anticonceptivo no proporcione una protección segura contra un embarazo no deseado.
Por lo tanto, cuando elijas un método anticonceptivo, es recomendable que hables abiertamente con tu ginecólogo/a sobre tu estado serológico, pues así podréis averiguar juntos/as qué método anticonceptivo hormonal o no hormonal es seguro y adecuado para ti. Además, es importante tratar este tema con tu médico/a especialista en el VIH, ya que así podrá comprobar si existe alguna interacción entre el método anticonceptivo y tu tratamiento antirretroviral que pueda reducir su eficacia.
Puede que llegue un momento en el que decidáis que ya no queréis usar anticonceptivos porque tú o tu pareja queréis concebir un bebé. En el apartado «Embarazo» encontrarás información más detallada sobre lo que implica tener VIH en relación con el deseo de tener hijos, el embarazo, el parto y la lactancia.
Consumo de sustancias durante el tratamiento antirretroviral
Los tratamientos antirretrovirales modernos te permiten llevar la vida que deseas, eligiendo y disfrutando de tu estilo de vida particular sin que tu estado serológico sea un impedimento. Para algunas personas, esto puede incluir el consumo ocasional o habitual de sustancias o de otros estimulantes, como el alcohol. Este, al igual que los fármacos antirretrovirales, se metaboliza en el hígado. Mantener un hígado sano es esencial, por lo que se recomienda moderar el consumo de alcohol. Si deseas saber si el alcohol puede afectar a los fármacos antirretrovirales que tomas, lo mejor es consultarlo con tu médico/a.
Algunas de las llamadas «drogas de diseño» (como las anfetaminas, el éxtasis líquido o GHB, la mefedrona, la cocaína, la ketamina o el cánnabis, entre otros) pueden afectar a tu tratamiento antirretroviral, por lo que es importante que estés atento/a para evitar que su eficacia se vea en peligro.
Estas sustancias, al igual que los medicamentos antirretrovirales, son compuestos químicos y, en determinadas condiciones, pueden no ser compatibles entre sí. De hecho, la combinación de drogas de diseño con fármacos antirretrovirales puede provocar reacciones psicológicas o físicas no deseadas.
Todos los fármacos y combinaciones de fármacos antirretrovirales que incluyen inhibidores de la proteasa o potenciadores, como ritonavir o cobicistat, bloquean enzimas hepáticas que son esenciales para metabolizar otras sustancias. Esto significa que las sustancias consumidas de manera concomitante (simultáneamente) no se metabolizan correctamente, aumentando su concentración en sangre y provocando efectos más intensos, como confusión, ansiedad, ira o alucinaciones.

Imagen: Representación esquemática de la forma en la que el tratamiento antirretroviral afecta a la metabolización en el hígado de sustancias que se consumen de manera concomitante
Al mismo tiempo, las sustancias consumidas pueden afectar a los niveles de los principios activos de los tratamientos antirretrovirales, es decir, a la concentración en sangre de dichos principios activos. Si estos niveles se reducen, el tratamiento antirretroviral puede dejar de ser eficaz y que el virus vuelva a propagarse. Por otro lado, si los niveles aumentan, pueden aparecer efectos adversos relacionados con tu tratamiento antirretroviral.
Cuando una persona está bajo los efectos de sustancias como las llamadas drogas de diseño, puede perder la noción del tiempo y, en consecuencia, olvidarse de tomar los medicamentos antirretrovirales necesarios. Y uno toma irregular (adherencia subóptima) de los medicamentos antirretrovirales puede afectar a su eficacia a largo plazo.
Otro aspecto que no debe pasarse por alto es que el consumo de sustancias, como las drogas de diseño mencionadas, puede disminuir la capacidad de tomar decisiones racionales, por lo que, en determinadas circunstancias, la persona en cuestión puede exponerse a un riesgo de transmisión del VIH o de otras enfermedades de transmisión sexual, o incluso exponer a otras personas. Por lo tanto, es importante que realices un uso controlado y consciente de estas sustancias, tanto por tu bienestar como por el de las personas con las que te relacionas.
- Es importante que hables de manera sincera y honesta con tu médico/a sobre las sustancias que consumes, ya sea de forma ocasional o regular, pues solo así podrá evaluar posibles interacciones con tu tratamiento antirretroviral, informarte adecuadamente y ayudarte a encontrar el tratamiento que mejor se adapte a ti y a tu estilo de vida, y te permita compaginar ambas realidades.
No debes sentir vergüenza al abordar el tema del consumo de sustancias. Lo más probable es que tu médico/a especialista en el VIH ya haya tratado previamente a otras personas con VIH que también tenían dudas sobre este tema. También puedes hablar tranquilamente sobre cuestiones tan personales como estas con tu médico/a, ya que, por supuesto, está obligado/a a mantener el secreto profesional. Precisamente por esto, suele conocer bien las posibles interacciones que pueden producirse. Y, al igual que tú, también desea encontrar el tratamiento adecuado para tus necesidades actuales, por lo que necesita contar con toda la información pertinente.
Algunas organizaciones locales de apoyo a las personas con VIH/sida ofrecen asesoramiento específico sobre el consumo seguro de sustancias, así como programas de apoyo para personas que consumen sustancias. Además, también puedes buscar información por tu cuenta en línea:
Encontrarás más información sobre las interacciones entre sustancias fármacos antirretrovirales en el siguiente enlace:
Encontrarás más información sobre las drogas de diseño en el siguiente enlace:
Si quieres saber más sobre el consumo de drogas en general, incluido el consumo seguro de drogas duras como la heroína, haz clic en el siguiente enlace:
Fumar como factor de riesgo
Todos sabemos que fumar es perjudicial para la salud. No obstante, para las personas con VIH, representa un factor de riesgo especial. Un estudio danés4 de 2014 demostró que las personas con VIH fumadoras (el estudio incluyó únicamente a personas que habían recibido tratamiento antirretroviral) tienen casi el doble de riesgo de mortalidad que las personas con VIH que no fuman. Más de un tercio de las muertes por cáncer no relacionado con el sida se debieron al cáncer de pulmón. Cabe destacar que todas las personas con VIH que fallecieron por cáncer de pulmón eran fumadoras.
El riesgo de padecer otros tipos de cánceres, así como enfermedades cardiovasculares y hepáticas, también aumenta considerablemente si una persona con VIH fuma. El estudio demostró que, desde el punto de vista estadístico, el tabaquismo reduce en ocho años la esperanza de vida de una persona con VIH fumadora de un promedio de 35 años. Según los autores del estudio, las personas con VIH que son fumadoras pierden más años de vida por el consumo de tabaco que por la propia infección por el VIH.
Sin embargo, hay una excelente noticia en este contexto. El estudio también demostró que las personas con VIH que dejan de fumar no tienen un riesgo de mortalidad más alto que las que nunca han fumado. Esto debería ser una buena razón para que consideres dejar de fumar y reducir así los efectos negativos del tabaco en tu salud, contribuyendo a proteger tu bienestar.
Es indiscutible que esto no siempre es fácil, sobre todo si llevas muchos años fumando. Así que no dudes en pedir ayuda. Tu médico/a o el personal de los centros de asesoramiento pueden ofrecerte buenos consejos sobre cómo dejar de fumar por el bien de tu salud.
A continuación, te incluimos algunas recomendaciones generales para dejar de fumar:

Establece una fecha clara como objetivo para dejar de fumar
Esto te motivará más que el vago objetivo de «algún día».
Identifica las situaciones en las más te apetece fumar.
Así podrás evitarlas por el momento o buscar alternativas a los cigarrillos.

Sigue una alimentación sana y haz ejercicio.
Esto te ayudará a no aumentar de peso cuando dejes de fumar.

Infórmate bien sobre las consecuencias negativas de fumar y los beneficios de dejarlo.
Tu motivación aumentará si sabes exactamente por qué es bueno para ti no fumar.

Infórmate sobre los efectos asociados a dejar de fumar.
Es bueno saber de antemano que pueden producirse dolores de cabeza, irritabilidad, ansiedad y cambios de humor como consecuencia de la abstinencia a la nicotina. Pero todo pasa.

Prueba los productos sustitutivos de la nicotina.
Los productos que contienen nicotina, como chicles, parches cutáneos, aerosoles nasales o pastillas, pueden ayudarte con el síndrome de abstinencia a la nicotina.

Aprovecha los servicios de apoyo locales o los grupos de autoayuda.
Los programas especiales para dejar de fumar o el intercambio de experiencias con otras personas que están en proceso de dejar de fumar pueden ser una ayuda muy valiosa.
Afrontar el envejecimiento de forma positiva
Afortunadamente, gracias a los avances logrados en los tratamientos antirretrovirales modernos, las personas con VIH tienen ahora una esperanza de vida similar a la de las personas sin VIH. Esto se refleja, entre otras cosas, en el hecho de que casi la mitad de las personas con VIH de Alemania tienen más de 50 años. Por lo tanto, muchas de las cuestiones y situaciones a las que se enfrentan son las mismas que las de cualquier otra persona que envejece.
En nuestra sociedad, donde en muchos ámbitos se da un gran valor a la juventud, el envejecimiento se percibe con demasiada frecuencia como un mal inevitable. Sin embargo, esta visión es injusta, ya que la edad avanzada trae consigo ventajas innegables, como más experiencia vital y un nivel más alto de paz y serenidad. Afortunadamente, esta percepción está cambiando, y hoy en día se valora cada vez más la experiencia y las habilidades de las personas mayores.
No obstante, las personas con VIH suelen enfrentarse a retos específicos a medida que envejecen. Si no han podido construir un entorno social de apoyo a lo largo de su vida, es posible que vivan solos o sufran de soledad y aislamiento en la vejez.
A esto hay que añadir que la infección por el VIH es una enfermedad crónica que, si bien puede tratarse eficazmente gracias a los tratamientos modernos, no tiene aún una cura definitiva. Esto significa que las personas con VIH deben tomar medicamentos de por vida los cuales, como cualquier medicamento, pueden tener efectos adversos y suponer una carga adicional para el organismo a largo plazo.
Por otra parte, el propio VIH desencadena una inflamación crónica en el organismo debido al aumento de la actividad del sistema inmunitario, que puede reducirse en la medida de lo posible con los tratamientos antirretrovirales modernos, pero no puede eliminarse por completo. La inflamación no es más que la reacción del propio organismo a un estímulo «extraño», como el VIH. Ya que el VIH no desaparece por completo, ni siquiera con el tratamiento antirretroviral, el organismo tiene que combatir de forma continua este estímulo extraño, lo que puede debilitarlo a largo plazo y promover el desarrollo de otras enfermedades.
En consecuencia, a medida que envejecen, las personas con VIH tienen más probabilidades de desarrollar otros problemas de salud. A su vez, estas cargas adicionales para la salud también pueden tener efectos psicosociales y, en el peor de los casos, pueden provocar incapacidad laboral, aislamiento o estrés psicológico, entre otros.
No es raro que, como persona con VIH, te preguntes si los problemas de salud que te surgen con la edad se deben al propio envejecimiento, si el VIH tiene alguna relación con ellos o si los problemas son incluso efectos adversos de los medicamentos antirretrovirales que tomas. Por eso, es aconsejable que hables abiertamente con tu médico/a especialista en el VIH y averigüéis juntos/as si el VIH o el tratamiento actual están influyendo en tus problemas de salud. Porque, incluso en la vejez, no hay por qué resignarse a los efectos adversos ni a una disminución de la calidad de vida. Puedes colaborar con tu médico/a para encontrar una solución que te permita mantener una buena calidad de vida a largo plazo.
Como ya hemos visto, el envejecimiento PUEDE tener estos efectos, pero no son inevitables. Y ahí está el quid de la cuestión, hay muchas cosas que puedes hacer para evitar que esto ocurra:

Sigue tu tratamiento antirretroviral de manera consistente y regular, pues solo así tu sistema inmunitario permanecerá fuerte y preparado para afrontar los retos del envejecimiento. Puede que, después de muchos años siguiendo tu tratamiento, sientas que estás cansado/a de él o te preocupan sus efectos a largo plazo. Si esto ocurre, habla abiertamente con tu médico/a. En ningún caso debes interrumpir el tratamiento por tu cuenta.

Acude a tus citas periódicas de control y revisiones preventivas. De esta manera, tu médico/a podrá detectar a tiempo los cambios que se produzcan en tu salud y tomar medidas adecuadas con la debida antelación.

Mantén un estilo de vida saludable, Incluya actividad física regular, un descanso adecuado y una alimentación saludable: Esto contribuye significativamente en el mantenimiento de un sistema inmunitario fuerte a medida que envejeces.

Mantener tus relaciones sociales también es muy importante para envejecer con una buena salud mental, ya que te ayuda a construir una red social estable que te ofrezca apoyo y seguridad en esta etapa de la vida. Los amigos son el mejor antídoto contra la soledad, permanecen a tu lado y llenan tu vida de alegría.
Si deseas tener amigos/as que también tengan VIH, echa un vistazo a los distintos grupos de debate de los centros de asesoramiento sobre el VIH o de los servicios de autoayuda para personas con VIH. Es muy probable que encuentres a alguien con quien compartas afinidades.
La iniciativa #positivaltern ofrece diversas reflexiones importantes sobre el tema de envejecer con el VIH. Se trata de un proyecto que incluye vídeos en los que personas con VIH abordan temas como enfermedades relacionadas con la edad, un estilo de vida saludable, la necesidad de cuidados y la discriminación en el ámbito de la atención sanitaria. Como persona con VIH, reflexionar sobre estos temas desde una edad temprana puede ayudarte a afrontar el proceso de envejecimiento con serenidad, así como a mantener una buena calidad de vida en la vejez.
El proyecto también incluye una plataforma interactiva de aprendizaje sobre el VIH en la vejez, diseñada específicamente para el personal de cuidado especializado en la atención ambulatoria y hospitalaria de personas mayores. Con el aumento del número de personas con VIH que buscan una plaza en centros de cuidado de personas mayores, también aumenta la necesidad de formar al personal de enfermería en consecuencia. El objetivo del proyecto es fomentar la comprensión y, sobre todo, transmitir conocimientos para evitar la discriminación.
Vigilar la salud mediante medidas de prevención
Además de una mayor calidad de vida y una mejor salud general, los tratamientos antirretrovirales modernos han proporcionado a las personas con VIH algo especialmente importante: una esperanza de vida considerablemente más larga. Hoy en día, las personas con VIH pueden vivir, en principio, tanto tiempo como las que no tienen VIH, lo que además significa que también tienen que enfrentarse cada vez más a los problemas y las limitaciones habituales del envejecimiento. No obstante, seguir un estilo de vida sano y un tratamiento antirretroviral que reduzca al mínimo la carga que suponen para el organismo los efectos secundarios a largo plazo permite evitar estos en muchos casos o, al menos, reduce en gran medida la probabilidad de que se produzcan.
Sin embargo, es fundamental someterse a revisiones médicas periódicas para detectar a tiempo posibles cambios en la salud y poder contrarrestarlos de manera específica. Esto es aún más importante para las personas con VIH, pues la inflamación crónica causada por el virus puede aumentar la probabilidad de desarrollar enfermedades cardiovasculares y algunos tipos de cáncer.
De este modo, en las personas con VIH se recomiendan sobre todo los siguientes analíticas y revisiones preventivas:
- Revisión anual de la presión intraocular con el/la oftalmólogo/a a partir de los 40 años
- Examen ginecológico preventivo anual con el/la ginecólogo/a para mujeres con VIH
- Revisiones periódicas de detección de cáncer con el/la médico/a especialista en el VIH o, en el caso de hombres con VIH, con el/la urólogo/a.
- Examen anual para detectar enfermedades de transmisión sexual (como hepatitis, sífilis, gonorrea o clamidia) con tu médico/a especialista en el VIH o, en el caso de mujeres, con tu ginecólogo/a.
- Revisiones con el/la dermatólogo/a en caso de cambios en la piel.
- Evaluación anual del riesgo de enfermedades cardiovasculares con tu médico/a de cabecera o especialista en el VIH: para hombres a partir de los 40 años y para mujeres a partir de los 50 años.
- Revisión periódica de la densidad ósea con tu médico/a de cabecera en caso de existir factores de riesgo (como deficiencia de vitamina D o tratamiento con corticoides).
- Revisión anual con el/la odontólogo/a.
De todos modos, lo mejor es que hables con tu médico/a para saber las revisiones y los exámenes preventivos que conviene hacer en tu caso.
Por otro lado, hay varias cosas que puedes hacer por tu cuenta para mantener tu cuerpo y mente en buena forma durante mucho tiempo: seguir una alimentación saludable, realizar suficiente actividad física, mantener un peso normal o moderar el consumo de tabaco y alcohol, por mencionar solo los más importantes. Si intentas cumplir estas pautas y sigues los principios de un estilo de vida saludable, podrás evitar muchas enfermedades crónicas, sobre todo cardiovasculares y metabólicas. En los apartados «Deporte y nutrición» y «Consumo de estimulantes y de sustancias» encontrarás información más detallada sobre cómo llevar una vida saludable a pesar de la infección por el VIH.
Pensando también en la situación de dependencia
Gracias a las modernas opciones de tratamiento, las personas con VIH pueden alcanzar ahora una edad avanzada. No obstante, este avance positivo también significa que, al igual que las personas que no tienen la infección, las personas con VIH, pueden llegar a una etapa de la vida o a una situación de salud en la que ya no puedan valerse por sí mismas o necesiten la ayuda de otras personas.
Para poder afrontar correctamente esta situación, es conveniente que pienses con antelación en cómo quieres vivir en tu vejez. Hoy en día, existen cada vez más alternativas además de las residencias o centros de cuidado tradicionales, como las viviendas asistidas o los pisos compartidos para personas mayores. Es recomendable reflexionar sobre estas opciones en una etapa de la vida en la que, aunque estas cuestiones puedan parecer aún lejanas, puedas decidir con calma el tipo de vivienda y cuidados que mejor se adaptará a ti en la vejez.
- Visita con antelación a las instalaciones que puedan interesarte, puesto que, de este modo, podrás hacerte una idea de las condiciones del espacio, los servicios de atención ofrecidos y la rutina diaria del centro en cuestión. Ten en cuenta que una visita en persona suele ser más esclarecedora que la información de un sitio web o un folleto informativo. Solo tienes que concertar cita para una visita guiada, y el personal del centro te mostrará todo con calma.
Como persona con VIH, debes prestar especial atención a algunos aspectos a la hora de seleccionar un centro de asistencia y cuidados para el futuro. ¿Tienes la impresión de que aquí predomina un ambiente de tolerancia y respeto? ¿Percibes por el contrario actitudes de recelo hacia las personas con el VIH o hacia estilos de vida homosexuales o queer?
Si hablas abiertamente de tu infección por el VIH, puede que sea conveniente que, durante la visita, preguntes específicamente a la persona con la que hables sobre el nivel de conocimiento que el personal de enfermería tiene sobre el VIH. Plantea preguntas concretas, como la importancia que otorgan en el centro a un entorno libre de discriminación o las medidas que toman para garantizar que su personal esté bien informado sobre el VIH. Si las respuestas reflejan un miedo infundado al VIH o apuntan a que el personal desconoce que el virus no se transmite en situaciones cotidianas, esto puede indicar que existe una falta general de conocimientos sobre el VIH en este centro.
Es muy importante que las personas que se encarguen de ti en caso de que necesites cuidados en el futuro estén bien informadas sobre el VIH. Esto es fundamental, entre otras cosas, porque serán ellos quienes te proporcionen los medicamentos. Es posible que, además de los medicamentos antirretrovirales, necesites tomar otros para tratar problemas de salud adicionales, por lo que es imprescindible que sepan qué medicamentos pueden combinarse de forma segura y cuáles no, debido a la existencia de interacciones. Para prestarte una atención médica adecuada, es imprescindible que el personal de enfermería pueda gestionar sin problemas tu situación general de salud.
- Si encuentras un centro que te guste y en el que te imaginas viviendo algún día, no dudes en inscribirte en una lista de espera. Recuerda que muchas residencias de ancianos o formas alternativas de vivienda para personas mayores o dependientes tienen una alta demanda. Si te inscribes con tiempo suficiente, te garantizarás una plaza en el centro que deseas, y no tendrás que recurrir a una alternativa que no te convenga o convenza tanto.
También es posible que te encuentres en una situación en la que tus parientes, ya sea tu pareja o algún miembro de tu familia, puedan ayudarte en el caso de que algún día necesites asistencia. No obstante, incluso en ese caso, es recomendable que os informéis con antelación. Por ejemplo, es preciso tener en cuenta varios aspectos importantes en relación con la asistencia domiciliaria, desde la determinación del grado de dependencia, hasta posibles modificaciones en la vivienda, la contratación de un servicio de cuidados a domicilio o la solicitud de subsidio por cuidado, por mencionar solo algunos.
Las cuestiones que deben aclararse en relación con la propia edad y una posible dependencia suelen ser bastante complicadas y, desde luego, no están entre las cosas de las que más nos gusta ocuparnos. Pero esto no debe impedirte abordarlas, puesto que, de lo contrario, corres el riesgo de no poder vivir la vida que deseas en el futuro.
Y recuerda: no estás solo/a a la hora de resolver estos asuntos. En los centros de asesoramiento sobre el VIH encontrarás personal competente que podrá orientarte y, en caso necesario, remitirte a los lugares adecuados para cuestiones más específicas.
Bibliografía:
- Eisinger RW et al. HIV Viral Load and Transmissibility of HIV Infection: Undetectable Equals Untransmittable. JAMA 2019 Feb 5; 321(5): 451–452.
- Leitlinien der European AIDS Clinical Society (EACS), Versión 12.0 de octubre de 2023. https://www.eacsociety.org/guidelines/eacs-guidelines/eacs-guidelines.html.
- Positive Perspectives Survey. 2017 Datos de archivo
- Helleberg M et al. Smoking and life expectancy among HIV-infected individuals on antiretroviral therapy in Europe and North America: the ART Cohort Collaboration. AIDS 28 (edición en línea). DOI: 10.1097/QAD.0000000000000540 (2014).
NP-DE-HVU-WCNT-250001- Febrero de 2025